Nuevo artículo en El día de Zamora: Desaliento

Hace un par de mañanas, al salir de casa, me encontré con el desaliento. Era una figura desgastada, no tanto por el paso del tiempo sino por el desmedido uso que se estaba haciendo de ella, pero aun así de gran presencia física, con un rostro duro, agrietado, como el de los labradores de antaño. Tenía la mirada fría y un sonido siseante en su voz, una voz que sonaba a hueco y que me saludó con un buenos días tan apacible como el de nuestras zamoranas madrugadas de enero.

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