Y tal como se llevaba diciendo durante todo el año, el 21 de diciembre
de 2012 se acabó el mundo. La estela 6 de Tortuguero, interpretada y
reinterpretada, no nos sacó de la duda de si sí o de si no, así que en
España hicimos lo que mejor se nos da, que es sentarnos a esperar a ver
qué pasa. Y lo que pasó fue que en la mañana del día fatídico, a eso de
las siete, sonó mi despertador y cuando fui a levantarme un caballero
con un traje y corbata negros, camisa blanca, todo muy del estilo “Mad
men”, a mi parecer juraría que era el propio Don Draper, se sentó a mi
lado y me dijo que no me levantara, que ya no era necesario, que el
mundo se había terminado.