El otro día me comentaba
una persona, de esas pocas que deben pararse a leer mis cosas, que no era
posible que me sucediera todo eso que yo digo que me pasa y que después les
traslado al papel para su deleite. Y yo le contesté que no sólo me suceden a
mí, sino que nos pasan a todos, pero que somos pocos los que tenemos la
capacidad de percibirlas.
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