El otro día, paseando por Valorio, me encontré con un niño. Era un niño
de unos cinco años, vayan ustedes a saber, de estatura aparentemente
normal para su desconocida edad, o bien más alto de lo ordinario si su
edad era menor de la que yo pensaba, o bien más bajo del estándar si es
que era mayor de lo que yo creía.
Seguir leyendo...