Permítanme que plagie en el título
de mi artículo el homónimo relato
de Charles Dickens, aunque el original de este fuese “Christmas
Carol” y su traducción más acertada la de “Cántico de Navidad” o “Villancico”. La
cosa es que hace unas semanas estaba yo comiendo con mi santa madre, ya es bien
sabido que mis habilidades culinarias no son proporcionales a mi buena
presencia y encanto, y mientras la
hacía reír con mis tonterías, las mismas que a veces les hacen reír aquí a ustedes, escuchamos un ruido seco y fuerte. No le dimos mayor importancia y seguimos
con nuestra rutina.