Leía el pasado fin de semana
sobre el avance de las obras del Bernabéu y centré mi primera atención en las
fotografías, en el aspecto de “escenario destruido” que presenta. Lo más
llamativo es la presencia de maquinaria de construcción allí donde debería
haber césped. En vez de la clásica alfombra verde, ahora todo es tierra y
arena, como si las huestes de Saruman hubieran pasado por allí arrasando con
cualquier vestigio de naturaleza, sustituyéndolo por máquinas, humo y hierro.