Nuevo artículo en El adelanto de Salamanca: Más allá del dinosaurio

La idea general que pudiéramos tener de él es que el tipo era un vago redomado. Un escritor que escribe relatos de dos líneas y luego nos las pretende colar como obras geniales tiene que tener una buena dosis de indolencia y otra, quizá mucho más grande, de caradura. Pero claro, si uno se va a echar una siesta y al levantarse se encuentra con que el puñetero dinosaurio todavía está ahí al lado, y tiene que ponerle la correa, sacarlo a la calle a que haga sus necesidades, recoger estas como buen ciudadano y dejarlas en un contenedor, sólo con eso ya merece ser perdonado por la parquedad de sus escritos.