El otro día se quejaba un conocido sobre lo mucho que él estaba disponible para las necesidades de los demás y lo poco que esos demás se encontraban para echarle una mano cuando él lo necesitaba. Ante tal enojo, intenté que se diera cuenta de que cuando uno le hace un favor a otra persona o le presta ayuda está haciendo eso, un favor, y que como tal no ha lugar a después reprocharle su falta de atención si no nos lo compensa de algún modo.
Seguir leyendo...