Hace unos días una conocida me contó una historia.
Ella lo hizo de un modo descarnado, sin omitir los detalles, en un estilo
propio del neorrealismo italiano. Pero ya saben ustedes que yo no sé narrarles
las cosas de ese modo, así que enseguida me hice mi composición de lugar del
relato, y el drama pasó a convertirse en un cuento. El cuento trataba de una
princesa que se encontraba con una niña.