Buenos días. He de confesarles que me encuentro en
un proceso de liberación. No personal o espiritual, sino físico, y no porque
haya sido esclavizado o algo así. Bueno, algo así, sí, ya que unos malvados patógenos
decidieron acampar en mi cuerpo y someterme a su voluntad, provocándome un
malestar general que tuve que mitigar recurriendo a la industria farmacéutica.