Hay un joven obsesionado
con el tiempo recorriendo la banda izquierda del Santiago Bernabéu. Da igual
que estemos en el minuto tres de partido o en el ochenta y ocho; el joven en
cuestión corre sin parar los 105 metros del lateral en un sentido y otro, sin
escatimar un esfuerzo. Su gran obsesión es el tiempo, debe creer que siempre
llega tarde y por eso siempre anda con prisa.